¿Se cura la rinitis alérgica?

Antes de hacerte esta pregunta, es importante que sepas si realmente tienes rinitis alérgica; los síntomas de esta enfermedad se sienten por largos periodos de tiempo y tienen una particularidad, son intermitentes, aparecen y desaparecen por el contacto con el polvo, el moho, el humo del tabaco, los pelos de animales, los ácaros, entre otros.

La rinitis no es contagiosa, afecta a personas de cualquier edad, se controla con rigurosos hábitos de higiene y tratamiento médico, no obstante, muchas personas recurren al uso excesivo de gotas y descongestionantes que generan un alivio casi “mágico” pero muy efímero; obviando que los remedios y los trucos caseros irritan las mucosas nasales y producen un efecto rebote que agrava más la congestión.

La rinitis no se cura porque es una reacción natural del sistema inmunológico, que al percibir una sustancia, partícula u olor como “un peligro”, libera una sustancia llamada histamina, la cual causa inflamación en los conductos nasales, fluidos tipo “agüita”, estornudos, picor y lagrimeos, que agravan hasta desencadenar afecciones crónicas como la sinusitis y la otitis.  

La OMS estima que aproximadamente un 40% de la población a nivel mundial tiene algún tipo de rinitis, pero solamente el 56% utiliza un tratamiento adecuado. La rinitis estacional, conocida también como Fiebre del heno se desata por el polen que liberan las plantas, la perenne es causada por desencadenantes que están dentro de la casa o en la oficina, mientras que la rinitis infecciosa es viral, da fiebre y secreciones amarillentas o verdosas.

El único tratamiento que asegura la curación de la rinitis es la inmunoterapia, que responde a unas pruebas de sensibilización alérgica, para determinar cuál es el alérgeno al que se reacciona para luego administrar un extracto al organismo, con el fin de mejorar la tolerancia y disminuir la reacción negativa del sistema inmunológico.

¿Cómo puedo tratar y aliviar los síntomas de la rinitis?

En primer lugar, observa qué es lo que detona la reacción alérgica, ¿se desata cuando abres un libro viejo?, ¿cuando remueves polvo?, ¿mejora cuando sales a la calle?, de ser así, aumenta los hábitos de limpieza en tu hogar y reduce al mínimo el contacto con el agente que lo causa. No gastes dinero en fármacos sin saber a qué eres alérgico, ya que sólo conseguirás empeorar la sintomatología.  

Si observas mejoras, aplica estos simples consejos, de lo contrario, acude a un especialista para recibir un diagnóstico y un tratamiento adecuado a base de antihistamínicos, los cuales son efectivos para controlar la inflamación de la nariz, la Desloratadina por ejemplo, alivia los malestares generales con mucha eficacia, sin producir somnolencias.

Desde la mirada psicológica, la mayoría de los alérgenos sugieren vida: el polen, los pelos de los animales, los ácaros, de manera que el alérgico rechaza el lado activo de la vida, necesita exterminar a los “supuestos enemigos” del entorno para quedarse en lo estéril, sin gérmenes, fuera de peligro. Quizás, según la psicología, el alérgico debe evaluar por qué la vitalidad le da miedo, tomando en cuenta que rechaza muchas cosas de la vida misma, que evita el contacto, pero esto es un abordaje para los que consideren trabajar la enfermedad desde lo terapéutico.

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