¿Por qué debemos comer semillas?

Según los expertos, el mundo de las semillas es amplio y es poco lo que la población sabe acerca de sus bondades. Se estima que existen más de 6000 especies de simientes y que solo un porcentaje ínfimo se utiliza en beneficio de la humanidad.

Las semillas son la unidad reproductiva del reino vegetal y se les considera un organismo vivo desde la antigüedad.  Desde esta perspectiva, cada día hay más personas que aprovechan todo el potencial energético y nutritivo de su contenido en las comidas.

La chía, la linaza, el girasol, el ajonjolí y la quínoa, son algunas de las semillas más consumidas a nivel mundial en ensaladas, panes, yogures, bizcochos y sopas.

A las semillas se le considera un superalimento porque contienen nutrientes concentrados, fibras, proteínas, vitaminas y minerales como el calcio, el omega 3 y 6, hierro, zinc, potasio, magnesio, entre otros.

La semilla de la calabaza, por ejemplo, es altamente conocida en los herbolarios por su efectividad en la prevención de infecciones, en la regulación del colesterol, en los niveles de glucosa y como desparasitante.

Otra especie menos común, como lo es la semilla de la mandarina, tiene un uso extendido en china para el tratamiento del cáncer de mama y de las enfermedades cardiovasculares.

De algunas especies como la chía y el ajonjolí, se obtiene una nutritiva leche vegetal idónea para las personas que son intolerantes a la lactosa. Al tener alto contenido en fibras, estas bebidas resultan curativas para el tracto digestivo.

Según los médicos naturistas, las semillas son seguras e inocuas debido a su origen natural. Si sufres de estreñimiento, de hipertensión o de colesterol alto, no dudes en buscar información sobre la inclusión de estos micronutrientes en tu dieta. Su ingesta solo se contraindica en caso de diarrea o diverticulitis.