La salud de los senos

Lo primero que toda mujer debe saber es que los senos pasan por muchos cambios a lo largo de la vida. Estas transformaciones físicas, son el resultado de procesos cíclicos y hormonales propios de la naturaleza de cualquier fémina. En cuanto a las enfermedades, la buena noticia es que en el 80% de los casos no existen rasgos de malignidad.

Según la biodescodificación, un órgano enfermo responde a un sentimiento no resuelto. Desde esta visión, han encontrado evidencias de que las lesiones mamarias representan un conflicto interno que juzga el lado nutricio de la mujer. Son creencias negativas asociadas al rol materno, tales como  “me siento incapaz de sostener, cuidar y alimentar emocionalmente a las personas que están a mi cargo ó me siento responsable de proteger a los demás.

Los pechos se ven afectados por diversas causas, entre éstas, la menopausia, la pubertad, el estrés, el embarazo, tomar pastillas anticonceptivas o usar un brassier apretado. Las glándulas mamarias son sensibles y están propensas a sufrir inflamaciones, quistes, dolor y secreción a cualquier edad. 

Las anomalías en las mamas suelen ser motivo de estrés, por esta razón, es esencial que la mujer conozca la apariencia de esta parte de su cuerpo. El tejido mamario normal es granuloso, está conformado por conductos, tejidos, grasas y ganglios linfáticos, que podrían percibirse como bultos sospechosos.  

El dolor pasajero de los pechos, no es una señal alarmante. Algunos síntomas de preocupación serían, la secreción de líquidos de color extraño, notar la piel enrojecida con hoyuelos y escamas, así como la presencia de bultos sólidos que no se mueven al tocarlos. Estas anomalías no siempre se vinculan a enfermedades malignas, sin embargo, deben ser examinadas por un médico.

La comprensión de la anatomía de las mamas, es útil para realizar un autoexamen práctico. El bienestar de los senos depende de hábitos saludables, tanto físicos como mentales. Si nota algún cambio significativo, consulte al médico para que realice la evaluación pertinente a través de una mamografía, resonancia o ecografía.