¿Estrés ante las olas de calor?

Aunque parezca un tema sin importancia, las temperaturas elevadas en combinación a la ausencia de vientos podrían afectar la salud. Los expertos advierten que con un 80% de humedad, los malestares corporales se manifiestan a partir de los 31 º C.

De acuerdo a lo señalado por los investigadores, referirse solo a las temperaturas altas no es suficiente. Para dar una lectura exacta del índice de calor, hay que tomar en cuenta factores como el viento, la humedad y la exposición al sol.

El estrés térmico se experimenta comúnmente como deshidratación, agotamiento físico y dolor de cabeza, sin embargo, en lugares en donde el verano suele ser inclemente, las personas podrían presentar calambres, náuseas, mareos y aceleración de la frecuencia cardiaca.

Desde el punto de vista cognitivo, los especialistas explican cómo un individuo pierde la capacidad de pensar, de prestar atención y de hacer cualquier actividad bajo una ola de calor. Básicamente porque el sofocamiento influye en el bienestar psicológico. No en vano, la gente se torna menos tolerante y más agresiva.

Otro fenómeno que impacta la salud son las noches calurosas, las cuales detonan episodios de insomnio y de ansiedad. En este sentido, la recomendación es el uso de ventiladores o de aires acondicionados, tomando en cuenta que ambos se emplean para refrescar los espacios y no para ventilar el cuerpo directamente.

En cuanto al vestuario, lo adecuado es llevar ropa suelta y ligera, de telas como el algodón que faciliten la absorción del sudor tanto de día como de noche.

Aunque el umbral de resistencia al calor varía en cada persona, ante una temperatura en ascenso se recomienda tomar líquido constantemente, incluso antes de que aparezca la sed. Consumir frutas frescas, frías y jugosas, protegerse de los rayos del sol directo y darse duchas con agua fría.