El poder curativo de la Sábila

El Aloe Vera es una especie originaria de las zonas tropicales de África que guarda infinitas bondades para la salud. Según las antiguas escrituras, también se le llama la planta bíblica o de la inmortalidad, porque fue uno de los vegetales untados al cuerpo de Jesús después de su crucifixión.

Hoy en día, la sábila no solo se usa en el campo de la medicina alternativa, también encontramos cientos de productos a base de esta legendaria especie en la cosmetología.

Los especialistas señalan que la planta, una vez cortada, cicatriza por sí misma en al menos 2 días y que ese mismo poder regenerador se refleja en el organismo.

El gel de la sábila es altamente nutritivo y cicatrizante. Sus hojas contienen vitaminas A, B, C, E y ácido fólico, que estimulan el crecimiento de los tejidos y la regeneración de la dermis.

La pulpa del Aloe Vera es milagrosa para los problemas gástricos, de digestión y de colón. Los expertos aseveran que una pequeña dosis en ayunas, alivia los gases, el dolor y la inflamación.

¿Cómo usar la sábila?  Una vez cortadas las hojas se remojan en agua limpia por al menos unas 3 horas. Sería deseable dejarlas por más tiempo para quitarle todo el líquido amarillo que desprenden, ya que la aloína es tóxica y puede causar diarrea.

El gel o el jugo de Sábila se consumen preferiblemente con agua, en sopas y en ensaladas para disfrazar su sabor. Para uso tópico, se aplica directamente sobre la piel. Dentro de los múltiples beneficios se le atribuyen la cicatrización de heridas, la disminución de los niveles de colesterol, el fortalecimiento del sistema inmunológico y la regeneración de los tejidos capilares.

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