¿Qué hacer cuando nuestro cuerpo nos avisa que algo no anda bien?

Nuestro cuerpo es un organismo altamente evolucionado; se repara constantemente, compensando deficiencias, distribuyendo cargas… pero hay momentos en que necesita ayuda y, para ello, cuenta con un sin número de avisos y alarmas de que algo no está funcionando bien; el dolor, la fiebre, el malestar, una mala digestión, un sangramiento e, incluso, la pérdida de la conciencia, son señales inequívocas de que alguna parte de nuestro cuerpo está comprometida con una situación que necesita de atención especial.

Nuestros nervios, glándulas, temperatura corporal, nuestro órgano más grande, la piel, tienen diferentes manifestaciones a las que deberíamos estar atentos. Una persona que lleve una vida sana, que se haga un examen médico completo una vez al año, que no lleve un estilo de vida peligrosa y desordenada, no debería sufrir de estas sorpresas cuando el cuerpo reclama ayuda, pero puede suceder, y cuando sucede es mejor estar preparado, leer correctamente estas señales y saber qué hacer cuando ocurran.

Si padece alguna enfermedad crónica que pudiera inutilizarlo (epilepsia, diabetes, Parkinson, etc.), a tal punto que haga dificultosa la comunicación con otros, es recomendable llevar consigo, en una parte visible de su cuerpo, una plaquita o una pulsera, con los datos de su dolencia y con quién comunicarse si se presenta una emergencia; igual sucede si toma medicamentos de por vida, señalando cuáles son y sus dosis, la información de su doctor y de sus familiares.

Para personas sanas es conveniente tener a mano los teléfonos de a quienes reportar emergencias; si viaja frecuentemente, debe tener referenciados, en sus lugares de destino, a médicos o centros de salud recomendados. Estar atentos a las señales que le envía su cuerpo y saber qué hacer es vital para reducir el riesgo de una desagradable sorpresa.