¿Por qué consultarle a tu médico antes de reemplazar un medicamento por otro?

La prestación de un servicio de salud implica hacer decisiones entre dos partes, el paciente y quien le provee el servicio de atención médica; de esta manera se establece una asociación donde la responsabilidad, una buena comunicación y la confianza deben privar.

El médico hace las consideraciones preliminares con lo que el paciente le explica, en base a su historial médico;  el doctor recurre a su experiencia y conocimiento para establecer un juicio sobre el estado del paciente, recomienda entonces los exámenes necesarios y las opciones que tiene para enfrentar su problema.

Cuando se establece un tratamiento se hace con conocimiento de causa que debe ser explicado al paciente, nada queda al azar en esta prescripción, un médico ordena los medicamentos necesarios y en las dosis requeridas para restablecer la salud del paciente o prepararlo para otras intervenciones, el que se cumplan a cabalidad es parte de esa mutua relación. 

Puede darse el caso de que un medicamento no pueda conseguirse o que las dosis varíen en los que están disponibles; si esto sucede es obligante que el paciente consulte con su médico el problema para ver qué solución puede encontrársele, sea el cambio del fármaco en cuestión, o que varíe la dosis. 

En tiempos de escasez de medicinas, el médico da varias opciones sobre el medicamento a utilizar y, si no se encuentra ninguno, probablemente vuelva a repensar y a estudiar el problema hasta dar con una solución. Lo que nunca debe hacer el paciente, es tomar la decisión de cambiar un remedio por otro sin consultar primero con su doctor; lo más grave y peligroso sería hacerlo y no informarle de la sustitución. 

Insistimos, lo más importante, en una relación paciente-médico, es que se cumpla responsablemente, que la buena comunicación fluya, y que la confianza nunca se rompa; esto garantiza una relación libre de errores y desagradables sorpresas.